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Criadero Riberas del Ranco, el orgullo de Francisco Safian

Revisa acá el catálogo del remate.

El Criadero Riberas del Ranco, propiedad de Francisco Safian, es uno de los planteles que el próximo 25 de marzo saldrá a martillo junto a M&R Remates y como tal, quisimos saber más de su historia y de las sangres que ha ido recopilando en casi 12 años de trayectoria en la zona de La Unión, en la Región de Los Ríos.

«Yo tengo este cuento por mi papá. Él partió con el Criadero Las Brujas de Ulmen, en Melipilla, y después de varios años nos vinimos a Río Bueno, a la Asociación Valdivia, y después a la Asociación Osorno. Con el paso del tiempo fundé el Criadero Riberas del Ranco porque siempre tuve el bichito de criar», comentó Safian.

«El Criadero nace el año 2013 con la primera cría, la Herencia, que de hecho la corro ahora. Fue así como al principio partimos con un par de yeguas, comprando montas, y ya más adelante empezamos a formar un Centro Equino acá en el campo, donde también tengo una Clínica Reproductiva. Y ahora reproduzco alrededor de 20 yeguas, y tengo tres o cuatro potros», añadió.

Con respecto a su crianza, Safian contó que «para mí la clave son las madres, eso siempre lo he tenido claro, y es por eso que tengo hijas del Remehue, hijas del Trago Largo, hijas del Estruendo, hijas del Capuchino, del Plebiscito, yeguas que hemos ido corriendo, que han quedado después para las crías. He comprado yeguas elegidas, y en machos voy complementando. Tenía el Chuflo el año pasado que se me murió, que es propio hermano del Plebiscito, tenía el potro que es el Especial, hijo del Que Más Da en madre Esquinazo, que también se me murió, esos dos los tuve como cuatro años, para cuatro generaciones».

«Este año tuve que hacer un recambio completo de potros, y tengo al Fiestero, que es un hijo del Trago Largo; tengo un hijo del Remehue, propio hermano de la Rosquera, el Remendado; tengo el Churrín, que es de Toti Arraño; al Pihuelo», añadió.

Safian reconoce que aunque es difícil apuesta por mezclar funcionalidad y morfología.

«Una parte mía quiere funcionalidad para correr, y la otra quiere el día a día, quiere la crianza y quiere morfología, por lo que tratamos de combinarlo y los resultados han sido buenos. Por ejemplo, los hijos del Especial son muy bonitos, tengo un potro también que se llama Curioso, que lo vendí, pero me quedé con genética congelada, que no es muy conocido, pero es un potro del Inocente, que da unas crías lindas también», expresó.