Por Héctor Uribe Delgado.
La historia de muchos criaderos nace del legado familiar, de esa pasión por el Caballo Chileno que se transmite de generación en generación. Este es el caso del Criadero Las Vertientes de Riñihue, el cual ha tomado un nuevo impulso y una identidad propia bajo la dirección de Miguel Bas consolidando un proyecto que hoy se proyecta con fuerza en el mundo corralero.
El origen del criadero -que este jueves tiene un atractivo remate junto a M&R Remates- se remonta a 1975, cuando su padre dio los primeros pasos en la crianza. Sin embargo, fue a fines de los 90 cuando el criadero tomó el rumbo que lo define en la actualidad.
«Mi papá tuvo sus primeras crías en el año 75, pero fue del año 98 en adelante que ya empezamos a criar ya con pariciones todos los años y algo más definido. Antes era solamente por tener un par de caballos inscritos y del año 98 para adelante se podría decir que ya empezamos a seleccionar un poco más de madres y buscando diferentes potros», rememora Bas sobre los inicios de esta nueva etapa.
Este renacer del criadero no fue un camino solitario. Apoyado por su padre, Miguel comenzó a dar forma a su visión, adquiriendo ejemplares que serían clave en el desarrollo de su línea de sangre. «Ahí nosotros, siempre apoyado por mi papá, le compramos un par de yeguas de cría a Manuel Grob del Criadero Cullaima. Y ahí empezamos por el gusto de los caballos a querer preñar yeguas, a tener potrillos y se fue dando de manera más natural, nos fuimos entusiasmando cada vez más y se fue haciendo cada vez más selección, poniendo mejores potros, empezando a trabajar los caballos, viendo los resultados y a la larga ya se ha llegado un poco a lo que hay hoy en día», detalla.
Un camino de satisfacciones
Forjar un criadero es una tarea de paciencia y perseverancia, un aprendizaje constante donde cada decisión es una apuesta a futuro y Miguel Bas reconoce que este proceso ha estado marcado por la experiencia, donde los aciertos y los errores han sido fundamentales para definir el rumbo.
«La verdad que el tema de la crianza al final es un poco de ensayo y error nomás. Esto es a largo plazo y no hay otra forma que irse dando cuenta en el tiempo si se tomaron las decisiones correctas o no. Uno lo va viendo netamente con los resultados. Obviamente, yo creo que casi todos se equivocan más de lo que aciertan, pero a la larga un producto que a uno le apunte un poco, tapa todos los otros errores o desaciertos que pueden haber», reflexiona.
Esta filosofía ha comenzado a rendir frutos importantes. El criadero ha logrado destacadas participaciones, como el segundo lugar en la Final de Rodeos Para Criadores en Lanco, donde Miguel Bas junto a Fernando Alcalde brillaron en las yeguas Reina y Maravilla. Este mismo binomio obtuvo un excelente tercer lugar en el Clasificatorio Sur de Villarrica.
La funcionalidad como estandarte y un equipo clave
Si bien el criadero se ha caracterizado por su enfoque en la competencia, buscando caballos «bien vaqueros, bien corraleros», Bas subraya la importancia de un equilibrio entre la funcionalidad y la morfología.
«Uno trata de tener un equilibrio en las dos cosas, o sea, la parte funcional con la parte morfológica. La verdad que no somos mucho de participar en exposiciones, hemos privilegiado un poquito más la parte funcional, pero siempre hemos buscado que sean caballos bonitos, que por lo menos dé gusto de mostrarlos y que también, ojalá, en las medialunas puedan salir seleccionados para el sello de raza, o sea, que por lo menos llamen la atención. Eso igual dentro de todo lo hemos podido ir logrando en el tiempo», explica sobre su visión del caballo ideal.
En esta búsqueda del rendimiento deportivo, la figura del jinete Diego Ordóñez ha sido fundamental. Con cerca de siete años trabajando en conjunto, su mano ha sido clave para llevar a los ejemplares del criadero a competir en los más altos niveles, logrando incluso llegar al cuarto animal en la final del Campeonato Nacional en Rancagua.
Galanteo: El sello del futuro
Actualmente, el potro reproductor que está marcando la pauta en el criadero es el Santa Isabel Galanteo. «Las primeras generaciones las estamos amansando y se ven bastante bien. Son caballos bien equilibrados en el tema morfológico y funcional, se ven caballos livianos, de bastantes condiciones y bonitos. Quizás no son todos de exposiciones o sellos de raza, pero son bien vaqueros, son caballos bien agradables de ver y bien ligados», comentó.
Es precisamente la descendencia del Galanteo la que protagoniza el próximo remate de este miércoles 8 de octubre, una selección de potrillos y potrancas que representa la apuesta a futuro del criadero.
«La gran mayoría de los caballos son hijos, potrillos y potrancas del Galanteo. Las mayores tienen 4 años. Hay potros también que tienen de 3 para 4 años que no se han amansado, pero son bien interesantes, son caballos bien vaqueros, livianos, se ven bastante atractivos», señala.
Entre los ejemplares a subastar, destaca un hijo de una de las yeguas más importantes del criadero. «Uno de esos es hijo de una yegua nuestra que fue dos veces finalista, que es la Revancha, que tiene una combinación bien interesante de Talento con Escándalo, que creemos que es bastante atractiva», añade.
Este remate se presenta como una oportunidad única para acceder a la genética de un criadero que, si bien es de un volumen reducido, se enfoca en la calidad y en la selección rigurosa. «No criamos como para tener un volumen para rematar todos los años. Generalmente todo lo que estamos poniendo a disposición es porque la verdad que no tenemos el tiempo ya de poderlos trabajar. Creemos que son caballos bien interesantes que, cayendo en buenas manos, yo pienso que deberían llegar a figurar en el futuro», explicó.