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Criadero El Ojo del Huracán: La historia de una pasión familiar

Por Héctor Uribe Delgado.

El Criadero El Ojo del Huracán, un nombre que resuena con historia y pasión por el Caballo Chileno, se prepara para un importante remate este jueves a través de nuestras plataformas.

Su dueño, Fernando Rodríguez, charló con M&R Remates y compartió la historia de un legado que comenzó con su padre y se consolidó a través de un potro extraordinario: el Aculeo Huracán.

Un Legado Forjado en Familia

«Yo vengo de familia de que le gustaban los caballos, pues mi papá criaba caballos de raza chilena», cuenta don Fernando. El criadero original de su padre, llamado Raigún, fue la cuna de una afición que se transmitiría de generación en generación. Tras el fallecimiento de su padre en 1975, y siendo aún muy joven, Fernando vio cómo esos caballos desaparecían. Sin embargo, la llama de la pasión no se extinguió y, con el tiempo, tomó la iniciativa de revivir la tradición.

«Éramos muy niños cuando murió mi papá, él murió muy joven. Y después pasé un tiempo largo, desaparecieron todos los caballos de aquí y yo rescaté dos caballos de los que él había criado, una yegua y un potro. Y con esos caballos fue como me inicié yo como corredor», contó.

El Nacimiento del «Huracán»

El destino le pondría en el camino al potro que definiría su criadero: el Aculeo Huracán. Este ejemplar no solo demostró ser un animal de capacidades excepcionales en la medialuna —ganando clasificatorios y obteniendo destacados lugares—, sino que también poseía un «instinto vaquero» y una «pachorra» que se convirtieron en la piedra angular de la línea de sangre del criadero: «El caballo era extraordinario, era fuera de serie. Estaba por encima del nivel medio de los caballos», sentencia don Fernando.

La importancia del potro fue tal, que Fernando bautizó su criadero en su honor, con un detalle particular: «El Huracán era tuerto. Más encima tenía un puro ojo el pobre y con eso se defendía en la vida. Por eso es El Ojo del Huracán, en honor a mi potro, porque no me voy a olvidar hasta que me muera de él», relata con emoción.

El Huracán dejó una huella imborrable. En la etapa final de su carrera, formó una recordada collera con el famoso Gatito, siendo corrido por jinetes como Iñaki Gazmuri y Felipe Cruz.

«Cuando yo se lo presté, [el potro] tenía 15 años. Corrió hasta los 18 años, pero ya muy lesionado de una mano, de una pata. Por puros descuidos, no es que el caballo hubiera tenido una lesión por trabajo. Se lesionó en un cargadero de una mano, después se lesionó de una pata. Y en dos patas el pobre andaba corriendo, y así y todo era muy bueno», comentó.

La dedicación de don Fernando Rodríguez a la crianza no es casual, sino que se nutre de una profunda tradición familiar de estudio y observación, como él mismo explica al recordar a su padre.

«Mi papá era una persona muy minuciosa para sus cosas. Y por ahí por los años 60, cuando todavía no existía el teléfono, ni el internet, ni nada, él tenía los stud books (…) Oiga, era la entretención de las noches de lluvia del invierno, entretención leer los stud books. Y nosotros nos incorporábamos en esa lectura y participábamos, y conocemos mucho de las sangres antiguas», comentó.

Esta base de conocimiento le permite a Fernando tener una visión muy clara sobre lo que busca en un caballo, priorizando el instinto innato por sobre otras características. Para él, el talento para la vaca es algo que se lleva en la sangre.

«Yo siempre pongo el ejemplo de los perros. Un perro perdiguero, nadie le enseñó a ser perdiguero. Nace con eso. Un perro zorrero, nadie le enseña a ser zorrero. Nacen con eso. Y los caballos corraleros también nacen con eso. Después la pega del arreglador es terminar de sacarle los defectitos que vienen y ponerlo a hacer la pega que al caballo le gusta hacer. Pero ellos vienen con esa, en la sangre», comentó.

Su método consiste en identificar las virtudes y defectos de sus yeguas para luego buscar los potros reproductores que las complementen. «Prefiero comprar las montas y voy a buscar el potro que a mi juicio le puede venir a mi yegua. Lo que conservo son las yeguas, pero las líneas de los potros, esas las busco por otro lado. Ahí puedo corregir los defectos de mi yegua», explica.

Un Remate con Historia y Futuro

El remate de este jueves representa una oportunidad única. Don Fernando sacará a la venta cerca de la mitad de su criadero. La decisión, aunque difícil, está motivada por razones personales derivadas de su salud. Esto lo lleva a desprenderse de ejemplares a los que les tiene un enorme cariño, lo que añade un valor emocional a la venta.

«Va a ser con el dolor de mi alma, porque yo corrí el Voluntario, por ejemplo, y andaba espectacular. Yo corrí el Compinche cuando salió; el Compinche tiene siete temporadas y las siete temporadas hizo puntos. Se completó dos veces, pero las siete temporadas hizo puntos», contó.

El catálogo refleja toda su trayectoria:

  • Caballos Corriendo: Se incluyen cinco machos con campaña, algunos ya clasificados y otros con gran proyección, destacando hijos directos del Huracán.
  • Yeguas de Cría: Se ofrecerán cuatro yeguas, entre ellas la Loica (hija del Talento) y la Auguriosa (hija del Augurio), esta última parida y preñada del destacado potro Piropo de Santa Isabel.
  • Potrillos y Potrancas: Ejemplares jóvenes que representan el futuro del criadero, con sangres de Patrón, Acierto y otros potros de renombre.